Bruselas considera que, si se tiene en cuenta el tamaño de Dexia, sus cuotas de mercado y el contexto de crisis financiera, una eventual quiebra del grupo "habría engendrado un riesgo sistemático", apuntó en un comunicado.

La ayuda, concedida conjuntamente por Bélgica, Francia y Luxemburgo, está destinada a asegurar la supervivencia del grupo, restaurar la confianza de los inversores y estimular los préstamos interbancarios.

La Comisión ha aprobado las garantías de estado por un periodo de seis meses como medida de "salvamento de urgencia", con una "posibilidad de prolongación si la crisis persiste" y si los Estados miembros implicados la justifican.

Para ello, deberán presentar un proyecto de reestructuración o de liquidación a la Comisión, que prolongará automáticamente la derogación hasta que se pronuncie sobre él.

Los tres países involucrados deberán entregar los planes sobre el futuro de grupo en un plazo máximo de seis meses desde el momento de la primera intervención, añadió la Comisión.

La comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, indicó en la nota que la solución encontrada para Dexia demuestra que las "cooperaciones trasnacionales son posibles y pueden ser aprobadas rápidamente, a partir del momento en que tengamos todas las informaciones pertinentes".

La Comisión recuerda que Dexia es un grupo financiero activo en los sectores de la banca y los seguros.

La empresa matriz, Dexia SA, es una sociedad anónima constituida en Bélgica que cotiza en las bolsas de París y Bruselas.

Su capitalización bursátil era de 11.700 millones de euros a 30 de junio de 2008.

Dexia está especializada en los préstamos a autoridades locales, aunque cuenta igualmente con 5,5 millones de clientes privados de los cuales 4 millones están en Bélgica.

El pasado 9 de octubre, Bélgica, Francia y Luxemburgo acordaron un mecanismo conjunto de garantías -cubierto en un 65% por el Estado belga, en un 36,5% por el francés y en un 3% por el luxemburgués- para facilitar el acceso de Dexia a los productos de financiación.

Entre esa fecha y el 19 de noviembre, las autoridades de estos tres países informaron a la Comisión de las medidas tomadas en favor de la entidad.

La Comisión sostiene que teniendo en cuenta distintos factores como "el tamaño de Dexia, su presencia predominante en ciertos mercados y el contexto excepcional del mercado financiero en el momento de conceder la ayuda", la quiebra del grupo habría tenido un "efecto bola de nieve sobre el sector bancario belga y, consecuentemente, en toda la economía del país".

La ayuda aprobada por Bruselas tendrá que ser "limitada en el tiempo" y devuelta por Dexia con tasas bajas, según las recomendaciones del Banco Central Europeo.

Por todos estos motivos, la Comisión cree que el plan de rescate de la entidad es "proporcional, apropiado y necesario para remediar las dificultades del grupo".

La Comisión precisó también que su decisión no cubre el aumento de capital de 6.400 millones de euros suscrito por los inversores de Bélgica y Francia, a razón de 3.000 millones cada uno, y de Luxemburgo, que aportan 376 millones.

Esta ampliación fue determinada el pasado 30 de septiembre por el Consejo de Administración de Dexia para contrarrestar el impacto de la crisis financiera.

La decisión de Bruselas tampoco abarca la garantía anunciada el 14 de noviembre en el marco de la venta de la filial estadounidense de Dexia FSA, muy afectada por la crisis de las hipotecas de alto riesgo.