La vida sobre ruedas de Albert Llovera

100.000 kilómetros al año por carretera y un palmarés lleno de logros como piloto de rallies. El ejemplo del deportista andorrano demuestra que la paraplejia no es un impedimento para conducir

Cecilia Vega  |  

Albert regenta en Andorra una tienda de ortopedia. Es conferenciante, ingeniero gráfico y padre. Es también un deportista nato. Va al gimnasio, juega al baloncesto, practica esquí, ciclismo y natación, aunque sin duda su gran pasión son los coches. La velocidad. Albert Llovera es piloto de rallies, el primero en competir con alguna discapacidad. Parapléjico desde los 18 años, atesora un palmarés envidiable y una historia de superación personal que le han convertido en un ejemplo de vida.

Vídeo: Joan Carles Castaño

La existencia y el currículum de este andorrano aventurero, alegre, optimista y luchador dio un giro radical cuando tenía 18 años. En 1985, tras participar un año antes en los Juegos Olímpicos de Sarajevo, Albert regresó a esta ciudad para competir en la Copa de Europa de Esquí. Descendía ladera abajo a más de 100Km/hora cuando en la línea de meta se cruzó un juez. El impacto fue tan brutal que se le rompieron las costillas del lado izquierdo, el esternón por el medio, una clavícula, un omóplato y, lo peor, sufrió una lesión medular. Sin sensibilidad y movilidad del pecho hacia abajo, desde entonces, está ligado a las ruedas, las de su silla y las de los vehículos adaptados con los que compite y viaja por el mundo.

Juegos Olímpicos de Sarajevo de 1985 - Foto: albertllovera.com

Conducir es autonomía y libertad

Una de sus pasiones, desde que era pequeño, había sido el motor y tras el accidente fue sencillo para él “reaprender a conducir” y ponerse al volante de un coche especialmente adaptado a su discapacidad, con el acelerador, el freno y el embrague en el volante. “A las personas con lesión medular ya no nos llega la información hasta los pies así que si tienes que frenar, frenas directamente con la mano”, explica. “Para una persona con movilidad reducida poder conducir significa autonomía y libertad. Te permite no tener que esperar a alguien si tienes que ir a la biblioteca, al gimnasio, a buscar a tu novia, a cenar… te da ese push (empuje) que necesitas para sentirte libre”, subraya.

Albert comenzó a cosechar nuevos éxitos deportivos en automovilismo - Foto: albertllovera.com

Para Albert Llovera la velocidad fue también una terapia y la vía para canalizar ese espíritu competitivo que le caracteriza. Sus piernas ya no le permitían subirse a los esquís, pero con entrenamiento y ambición comenzó a cosechar nuevos éxitos deportivos en automovilismo. Aunque parezca raro, Albert explica que ambos deportes guardan muchas similitudes: “Tus rodillas son las suspensiones del coche, los esquís son los neumáticos y la visión siempre va muy por delante”, por lo que el cambio de disciplina fue “relativamente fácil”.

Único piloto parapléjico del mundo con títulos

Lo que resultó bastante más complejo fue lograr la licencia de piloto para competir “contra los normales”, dice refiriéndose a las personas sin discapacidad mientras hace el gesto de las comillas con sus dedos. En 1989 y tras dos años “siendo un pesado” lo consiguió y en su debut en la Copa Peugeot de Rallies de Andorra logró el triunfo. Vendrían después los circuitos de velocidad, el Campeonato Mundial de Rally y la prueba de resistencia más dura que existe, el Dakar, donde acumula cinco participaciones, tres de ellas en la categoría de automóviles, una en buggy y la última en camión.

Albert compite con un coche modelo Abarth adaptado específicamente para su discapacidad y necesidades
Foto: albertllovera.com

Albert compite con un coche modelo Abarth adaptado específicamente para su discapacidad y necesidades. Y la versión de calle de este mismo coche es la que utiliza a diario para sus desplazamientos y entrenamientos. Todo lo controla con las manos gracias a dos circunferencias situadas por delante y por detrás del volante que hacen la función de freno y acelerador. Existe una segunda palanca que sirve de freno auxiliar y una especie de “gatillo” electrónico que le permite embragar con su mano derecha.

Estas modificaciones se las proporciona Guidosimplex, transformador homologado del programa Autonomy (FCA) del que Albert es embajador. "Las adaptaciones de los vehículos cada vez son mejores, cada vez hay más electrónica por lo que manejarlas es más fácil y se necesita menos fuerza, incluso hay joystick", describe el piloto, animando a conducir a todas las personas con discapacidad, incluso a aquellas con "distrofias o tetraplejias muy elevadas que tienen problemas de movilidad y fuerza en manos y dedos".

Todo lo controla con las manos gracias a dos circunferencias situadas por delante y por detrás del volante
Foto: albertllovera.com

Barcelona, Madrid, Roma, Turín… hasta a Grecia ha llegado Albert conduciendo su coche adaptado desde Andorra. En total, el piloto estima que realiza unos 100.000 kilómetros al año, lo que le acredita sobradamente como buen conductor y demuestra que discapacidad y conducción no están reñidas. “La inclusión total está más que demostrada. Todos tenemos derecho a conducir y disfrutar de la autonomía que nos merecemos”.