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Más razones que nunca para rehabilitar el edificio de tu comunidad de propietarios

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Más razones que nunca para rehabilitar el edificio de tu comunidad de propietarios

La necesidad de rebajar la factura y reducir las emisiones de CO2, así como la llegada de los fondos europeos y la financiación de entidades como BBVA, convierten la rehabilitación energética de un edificio en una opción muy interesante para las comunidades de propietarios. Las obras, según su envergadura, pueden llegar a amortizarse hasta en tres años gracias a los ahorros generados y a las ventajas fiscales.

Por: Víctor Fúser

Esta temporada de otoño-invierno debería ser la que impulsará una transformación masiva en materia de la eficiencia energética del parque de viviendas por la coincidencia de distintos factores.

En primer lugar, porque la subida de la factura energética ha supuesto que, de media, las familias hayan pagado 110,55 euros en septiembre, según datos de la Organización de Consumidores (OCU). Sin embargo, hace tan solo dos años, el coste apenas llegaba a los 60 euros en este mismo periodo. Por otro lado, continúa más vigente que nunca la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para cumplir con los planes de mitigación europeos y frenar un calentamiento global que cada vez ofrece síntomas más evidentes.

A ello se une la llegada de los fondos europeos Next Generation, las rebajas fiscales y las facilidades de financiación, como el Préstamo Eficiencia Energética Comunidades de Propietarios, con un plazo de amortización de hasta 10 años, que ofrece BBVA. La conclusión es que ahora es el momento ideal para las comunidades de vecinos que quieran mejorar la eficiencia de sus edificios. Rehabilitar sale a cuenta y, en este vídeo, se detalla por qué:

Existen diferentes actuaciones que se pueden llevar a cabo en un edificio para que sea más eficiente y ahorre energía (lo que se traducirá en un ahorro significativo en la factura eléctrica). Sin embargo, no hace falta que una rehabilitación energética las contemple todas, sino solo aquellas más necesarias y que tengan un mayor impacto. Por eso, el primer paso siempre debe ser contactar con un profesional para llevar a cabo un diagnóstico previo del inmueble, tal y como señalan desde la Oficina Técnica de Rehabilitació, el organismo encargado en Catalunya de impulsar la mejora de la eficiencia energética del parque de viviendas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Subvenciones europeas a la rehabilitación

A la hora de planificar una obra de rehabilitación energética, es importante tener en cuenta que el ahorro que se consiga será clave para determinar la cuantía de la subvención europea. Así, podemos optar a una ayuda del 80% del coste de las obras si se consigue un ahorro energético del 60% o más. Un 65% si el ahorro es igual o superior al 45% o bien un 40% de subvención si se consigue un ahorro del 30% o más. Para facilitar todo el proceso BBVA ofrece a sus clientes un servicio de asesoramiento integral que incluye el planeamiento y ejecución del proyecto, la tramitación de las subvenciones y la financiación de la parte no cubierta por las ayudas.

Después del diagnóstico elaborado por un experto, y la previsión del ahorro energético que se quiera obtener, llega el momento de determinar qué tipo de obras se van a llevar a cabo. En cuanto a aquellas consideradas pasivas, es decir, que consiguen un ahorro energético sin necesidad de consumir energía, destacan las mejoras en el aislamiento térmico de fachadas y cubiertas, así como la sustitución de las ventanas por otras más estancas, que eviten la fuga de calor o frío, y la incorporación de protectores solares. Estas tres medidas permiten que las necesidades de climatización disminuyan, tanto en verano como en invierno.

Otro elemento habitual de una rehabilitación energética consiste en la incorporación de paneles solares fotovoltaicos en la cubierta del edificio. Estos pueden ser de dos tipos. Por un lado, están las placas solares térmicas, que tienen como objetivo usar la energía del sol para el agua caliente sanitaria o alimentar la calefacción. Por el otro, las placas fotovoltaicas pensadas para el autoconsumo eléctrico tanto de las zonas comunes como en las viviendas. En este caso, la energía solar cubre parte de la demanda durante el día (a no ser que instalen también acumuladores) y el resto está cubierto por la conexión a la red eléctrica. Esto no permite un total abastecimiento, pero sí una reducción significativa de la factura eléctrica.

Más medidas que puede incluir una rehabilitación son la renovación de la caldera central por otra de origen sostenible, como la biomasa; el cambio de los antiguos sistemas de climatización por una bomba de calor aerotérmica; la sustitución de la iluminación por LEDS de las zonas comunes; la instalación de puntos de recarga en el aparcamiento… Sea como sea, hay dos evidencias: el parque de viviendas consume demasiada energía y ahora tenemos una gran oportunidad para revertir esta situación, cosa que supondrá un gran beneficio tanto para nuestro bolsillo como para el Planeta.

Comunidades energéticas: Consume tu propia energía

En materia de autoconsumo eléctrico, se puede contactar con una compañía energética para que instale placas solares en la cubierta de la vivienda o edificio o se puede ir más allá: convertirse en el propietario de la energía que uno mismo genera. Esto es lo que es una comunidad energética, un grupo de personas, pymes o entidades locales que se unen para poner en marcha en su entorno una instalación de generación de energía renovable, con el fin aprovechar la electricidad o energía térmica que se produce.

Es decir, para consumir la energía que ellos mismos producen mediante placas solares, aerogeneradores, una central de biomasa, etcétera. Y esto puede ser en un barrio urbano, en una zona rural, en un polígono industrial… Las personas que forman parte de la comunidad son los propietarios y todas las decisiones se toman de manera democrática y transparente. Por ejemplo, qué hacer con el excedente generado y cómo puede ayudar al desarrollo de su entorno. Por lo tanto, una comunidad energética ofrece beneficios ambientales, económicos y sociales.