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¿Vale la pena digitalizarse? Dos empresas explican sus casos de éxito

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¿Vale la pena digitalizarse? Dos empresas explican sus casos de éxito

Mucho se habla de la necesidad de que los negocios lleven a cabo una transformación digital, pero pocas veces de lo que implica este proceso. Dos pymes como Fitoinnova y Japonia nos cuentan que requiere un esfuerzo inicial, pero que los resultados positivos avalan la decisión. Los fondos Next Generation EU pueden ser una ayuda para dar el paso

Por: Victor Fúser

La transformación digital de una empresa no consiste únicamente en renovarse la página web o aumentar la presencia en redes sociales. Más bien se trata de aprovechar las nuevas tecnologías para cambiar la perspectiva del modelo de negocio o, dicho de otra manera, para actuar de forma diferente con el fin de adaptarse mejor al contexto, ser más eficaces y ofrecer un servicio más directo.

De hecho, algunos estudios consideran que la digitalización de una pyme puede comportar un incremento de entre el 15% y el 25% de su productividad. Y la Unión Europea señala esta década como clave para encarar la transición del tejido empresarial hacia un entorno digital. Eso sí, cualquier movimiento en este sentido implica una inversión y un cambio de mentalidad de toda la empresa. No es fácil ni automático, pero vale la pena, y estos dos casos de éxito lo demuestran:

Fitoinnova

Óscar Giménez (izquierda) y Luis Fernández consultan su programa de ventas desde las instalaciones de Fitoinnova, en Barberà del Vallès.
Óscar Giménez (izquierda) y Luis Fernández consultan su programa de ventas desde las instalaciones de Fitoinnova, en Barberà del Vallès - Foto: Marta Jordi.

“Hemos ganado eficacia en las ventas y ahorrado tiempo y gastos”

El sector de la medicina natural y la alimentación saludable ha crecido de manera vertiginosa en las últimas décadas, y los dos años de pandemia han representado el empujón definitivo. Luis Fernández y Óscar Giménez, socios fundadores de la distribuidora Fitoinnova (que también cuenta con su propia marca, FDB Laboratorios), supieron avanzarse para hacer frente a la evolución de un sector que, durante mucho tiempo, había estado vinculado a herbolarios y pequeñas tiendas de dietética.

Ha aumentado la concienciación de la ciudadanía, se han multiplicado las ventas y han aparecido infinidad de tiendas ‘on line’. Ante un cambio tan rápido y potente, sin embargo, a veces se puede perder el norte y eso es precisamente lo que han querido evitar desde Fitoinnova. “Muchas nuevas plataformas se basan solo en precios bajos y márketing, y nosotros creemos que es un error. Nuestros valores son prestigio y calidad, poniendo mucha atención en la biodisponibilidad. Es decir, que los principios activos tengan una óptima absorción por parte del organismo. De nada sirve tomar cúrcuma o la coenzima Q10 si tu cuerpo no puede aprovecharlas”, explican sus fundadores.

Así que, en vez de aprovechar sus recursos para hacer ‘ruido’ en el entorno digital, Luis Fernández y Óscar Giménez prefirieron aprovechar los avances tecnológicos para mejorar su eficacia interna: “Hace seis años pusimos en marcha una plataforma digital aplicada a nuestra red de ventas, que permitió que nuestros agentes comerciales tuvieran toda la información de un cliente en un solo vistazo y que automatizara los procesos. Gracias a ello somos más eficaces, ahorramos tiempo, evitamos errores fruto del papeleo, agilizamos el envío de los productos e, incluso, podemos trazar las rutas mediante geolocalización para una gestión de flotas más sostenible”.

Recientemente han solicitado una ayuda de los fondos Next Generation EU para ir más allá: ofrecer a los clientes el acceso ‘on line’ a la plataforma, para que puedan consultar su histórico de compras, el ‘stock’ disponible y hacer ellos sus propios pedidos. “Cualquier proceso de digitalización requiere una fuerte inversión, así que debes estar convencido de ello. No puedes hacerlo solo para probar. Nos atrevimos a dar el paso y estamos muy satisfechos” afirman Luis Fernández y Óscar Giménez. Incluso cuentan que una de sus comerciales más veteranas, que ya se ha jubilado, lejos de resistirse al cambio les comentó a los seis meses de usar el nuevo programa que no sabía cómo habían podido “vivir sin él hasta ahora”.

Japonia

Iñaki Soto posa delante de una de las clases de Japonia, dotada de cámaras y un monitor para que los alumnos se puedan conectar desde sus casas.
Iñaki Soto posa delante de una de las clases de Japonia, dotada de cámaras y un monitor para que los alumnos se puedan conectar desde sus casas - Foto: Marta Jordi.

“El modelo de enseñanza híbrido nos ha permitido tener alumnos de todas partes”

“Cuando cruzas la puerta de Japonia es como si entraras en Japón”, asegura su fundador, Iñaki Soto. Y eso que esta academia para aprender japonés se encuentra en pleno barrio de Sants de Barcelona. Aunque en realidad es algo más que una escuela, ya que también cuentan con una cafetería donde sirven dorayakis, mochis y té matcha y organizan viajes de estudios o turísticos al país nipón. “Nuestros alumnos no vienen para aprender el idioma por motivos laborales, sino simplemente por placer. Porque les encanta el manga, la cocina o volvieron maravillados de un viaje a Tokio”, resume Soto.

Pero si para adentrarse en este Japón barcelonés hace falta atravesar las puertas del local, es evidente que cuando apareció la pandemia en nuestras vidas en marzo del 2020 se rompió este enlace físico. ¿Cómo sobrevivieron al confinamiento? “Nos digitalizamos a toda prisa. Éramos una escuela totalmente analógica, pero de la noche al día repartimos ordenadores a los profesores y empezamos a dar clases por Zoom. Gracias al esfuerzo de todo el equipo conseguimos retener al 95% de nuestros alumnos”.

Una decisión que, al final, no solo ha resultado útil para salir del paso sino que ha supuesto un antes y un después para Japonia. En verano del 2020, después de frenar el primer impacto, decidieron invertir una pequeña cantidad en publicidad por Instagram para sus intensivos veraniegos ‘on line’ y la sorpresa que se llevaron es que recibieron alumnos de toda España, de Ourense a Granada, de Santa Cruz de Tenerife a Ciutadella. “No solo retuvimos a nuestros alumnos presenciales, sino que ganamos muchos más”.

Así que cuando se volvió a cierta presencialidad, Iñaki Soto lo tuvo claro: había que implantar un modelo híbrido. “Hicimos una fuerte inversión para renovar los ordenadores, comprar monitores, cámaras y micrófonos y cablear toda la escuela, pero ha valido la pena. Ahora tenemos clases de un máximo de 12 personas, para mantener la calidad de la enseñanza, con alumnos que pueden estar tanto en el aula como conectados desde sus casas”, explica. Y esto, obviamente, ha multiplicado el público potencial de la academia. Curiosamente, si no hubiera llegado la pandemia, no hubieran encarado esta transformación digital de manera tan rápida y con tanto convencimiento por parte de alumnos y profesores. “Ahora ya no hay vuelta atrás”, asegura su fundador.

El Kit Digital, hasta 12.000 euros para que las empresas miren al futuro

El Kit Digital tiene como objetivo acompañar a pymes, microempresas y autónomos en una transformación digital que les permita aumentar su eficacia y productividad. Y prueba de que la respuesta ha sido más que positiva es que se han registrado 50.000 solicitudes en la primera convocatoria y que el Gobierno español ya prevé lanzar una segunda este mes de junio.

Gracias a esta ayuda procedente de los fondos europeos Next Generation, las empresas que cumplen con los requisitos reciben un bono canjeable de hasta 12.000 euros para adquirir soluciones digitales de un catálogo ofrecido por más de 6.000 agentes digitalizadores. Por ejemplo, para la creación y mejora de su web, la gestión de redes sociales, la puesta en marcha de un comercio electrónico, la aplicación de la inteligencia empresarial, la mejora de los procesos o el incremento de la ciberseguridad. En todo caso, antes deben realizar un test de autodiagnóstico para evaluar su madurez digital.

Para ayudar a sus clientes a acceder a estos fondos, BBVA ha llegado a un acuerdo con Minsait, compañía de Indra, para facilitar el proceso de solicitud del bono digital, poniendo a disposición de los autónomos y las pymes un experto que les ayudará a llevar a cabo todo el proceso, desde la identificación de la ayuda a la que pueden optar hasta la tramitación de la solicitud, pasando por la elección de las soluciones que mejor se adapten a sus necesidades. De igual forma, la entidad también dispone de programas de financiación para aquellos proyectos que requieran de una inversión que supere la ofrecida por las ayudas del Kit Digital.